sábado, 11 de junio de 2011
El enojo
Quería partir esa noche, qué enojado estaba, no había nada por lo que quedarse, las cosas no marchaban, simplemente eso, ya no marchaban, la había golpeado otra vez, la había dejado casi inconsciente, pero ella tenía la culpa claro, no entendía.
Ella quería correr, huir, pero por alguna razón no podía, sentía sus piernas como bloques de cemento y un dolor inmenso, no sólo por los golpes, algo presionaba dentro de su pecho y la ahogaba, ¿qué importaba ya nada?
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Es la fuerza física el recurso de los débiles.
ResponderEliminarBajezas infinitas.
Un saludo, con un café un poco amargo, pero real!
Muy triste, pero tan real como la tristeza, el olvido y la indiferencia. ¡Buen relato! Felicidades!
ResponderEliminarQue difíciles letras, que dolor tan intenso, un enojo que no se controla, pero daña.
ResponderEliminarMe has emocionado inmensamente.
Besos
Gracias chicas por sus comentarios. Un relato que encierra millones, tristemente millones de historias reales.
ResponderEliminarPor desgracia esto, es una puta realidad... cago en tó, ignorantes de mierda que se creen superiores... ¡SI UN CABRÓN DE ESTOS OS LEVANTA LA MANO, CORTÁRSELA!
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