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Día 8, 9, 10 y 11
A veces soy una pesimista empedernida, no suelo tener esperanzas felices en los últimos tiempos. En esta ocasión mis desesperanzas recaen en la humanidad, no creo que algo como una pandemia nos vaya a cambiar mucho, salvo de la vida a la muerte, lo que para este mundo no tendría ningún valor en términos de conciencia.
Me he puesto a pensar en ello leyendo por aquí y por allá opiniones de expertos y de opinólogos, unos señalan que el mundo va a cambiar, que el modelo económico actual no podrá seguir, otros, por contrario señalan que no habrá cambio, la economía se recupera y siguen las cosas más o menos como están. Tal vez cambien algunas cosas de manos, pero el modelo les funciona a los que han sostenido y sostienen el estado actual de las cosas.
Ya se ven muchas inconformidades ciertamente por los encierros, pero también se ven muchos miedos, sustos tremendos por algo que tal vez no te pase o a lo mejor, como dice un amigo, nos lleva a todos. Ayer me contaba la persona que me trajo el súper que llegó una señora a la tienda y gastó 18,000 pesos, llevaba pura comida y artículos de limpieza, me imagino cuanto va a terminar en la basura.
También, cuánta gente no puede quedarse en casa, no puede comprar ni siquiera mil pesos de mandado, no puede dejar de trabajar ni un solo días porque 100 pesos que gane, es ganancia.
Hoy no ando negativa, algo más que sorprendida, tengo tres días escribiendo este post y no lo he terminado. Espero que ya quede.
Los vecinos se han mantenido calladitos, en términos generales. Hay una historia pendiente de vecinos, ya la compartiré.
Día 7
Martes, séptimo día de cuarentena. Una semana. Precisamente una semana con todos las necesidades cubiertas, una de esas ventajas que tiene trabajar para otros y en especial, ser burócrata, upsss. Sí, una de esas cosas que a uno lo hacen sentir un poco incómodo a veces y ahora que veo lo que le está pasando a la mucha gente que no tiene ese privilegio es muy triste.
No es algo simple realmente sopesar, decidir, cuál es la prioridad, uno contesta fácilmente que es la salud pero, cuando ves que los tuyos o tú mismo dependes de ese salario, de esa ganancia diaria, o mueres de hambre o mueres de covid o alguna otra enfermedad, que en sí no son altamente mortales, pero no hay cura ni tratamiento y afecta a ciertos grupos vulnerables por distintas razones y eso la hace peligrosa.
En México, aproximadamente 12.7% (INEGI, 2018) son adultos mayores, 75% de la población tiene obesidad y 10% diabetes, tenemos un virus que a fin de cuentas es una enfermedad de riesgo, quizá eso sea el mayor problema, sin embargo también está la cuestión económica que si se descuida la sobrevivencia de esa población será breve.
En fin, martes de mucho trabajo en esto que hemos dado a llamar home office, así que me puse a pensar en otra cosa y me dio por ahí. Desahogada y a ver el último episodio de CJ Walker, buena, recomendada. Sigo leyendo La era de la revolución, e inicio otro de revolución, pero más de corte filosófico y centrado en el futuro partiendo de un presente volátil, se llama La revolución transhumanista y es del filósofo francés Luc Ferry.
Todavía sin consecuencias negativas de encierro, todavía me entretengo.
Día 6
Lunes, amanece más temprano cada día, pero aún así el mundo se ve más oscuro, cada día hay malas noticias. Aunque también hay un maravilloso canto mañanero en todos mis árboles: la alegría de esas aves hermosas que despiertas justo cuando el día empieza, no importa la hora, ellas sienten la luz, sienten ese astro que aunque todavía no se ve, ya anuncia su llegada iluminando el cielo.
Hay abejas, hay unas pequeñas naranjitas adornando mi árbol de naranjo. Mis plantas están verdes, de un verde intenso que solo se ve a mitad del verano cuando hay mucha lluvia, pero ha sido un lluvioso invierno, frío como pocos en este rincón del mundo, no tanto como en otros rincones.
Todo ello aderezado con un excelente café, un buen libro (sigo con “La era de la revolución”) y un no menos exquisito desayuno para luego puntualmente iniciar el home office. Avances significativos y cierre normal, nada de excesos.
Invertir el resto del día en diferentes actividades ayuda a no sentir la ansiedad que da el saber que hay que estar encerrada. Podar un poco mi gran árbol (le molesta a mi vecino 😔) y concluir el iluminado día con otro concierto de pájaros, por cierto hoy vi un par de pericos, ya nos visitan en este alejado punto de la ciudad y todo ello aderezado con un par de pájaros carpinteros que se alimentas de los techos de las casas, algún material que no se como se llame pero debe ser delicioso para ellos, porque todas las casas del fraccionamiento tienen uno o más agujeros en un punto muy específico. Simpáticas criaturas.
Más lectura e inicio de la serie C.J. Walker, muy buena hasta donde voy. Así que se sobrevive un día a la vez. Seamos felices.
Hablo desde el cuerpo humano, desde el cuerpo de la mujer que se siente usado, humillado, ofendido, denigrado.
Hablo desde el cuerpo de la mujer que siempre es criticado por gordo, por flaco, por blanco, por negro, por arrugado, por celulitis, por estrías, porque se enseña, porque se oculta.
Hablo desde la moda esa que cada una tiene derecho a elegir,
Hablo desde la libertad de elegir qué vestir y qué no vestir, de usar brazier o no, de usar maquillaje, de no usar maquillaje, de usar el pelo corto o largo.
Hablo desde la identidad, el derecho de ser lo que soy, de ser lo que quiero ser.
Hablo desde la libertad de tomar mis propias decisiones y asumir en consecuencia.
Hablo desde el amor, sea cualquiera que sea su manifestación.
Hablo desde amores donde el respeto al otro es dado.
Hablo desde la valentía de ser, de aceptar, de cambiar, de sobrevivir.
Hablo de Mujeres como una demostración de libertad, hablo de Mujeres y sus retratos de amor propio y dignidad.
Del libro Mujeres de la autora Carol Rossetti.
Día 4
El día 4 es fin de semana, no home office. Las rutinas siguen igual, para tratar de no alterar mucho el día a día. Desayuno tempranero y el mejor café.
Las fuentes informan que las calles tienen mucho movimiento, es preocupante ver que no se esté tomando en serio, ahora en México parecen ser solo los casos importados, pero seguramente esos casos importados ya contagiaron a muchos más, lo que no sabremos todavía.
Hoy me senté en el patio un rato a tomar un rico té y se escuchaban las mismas voces de siempre de los vecinos, claro hasta que empezaron a poner música, primero unos luego otros, una mala sintonía desconsiderada, pero creo ellos la disfrutaban, eso es bueno.
La verdad es que no he sentido el confinamiento, todavía, suelo ser poco vaga y disfruto bastante de estar en casa leyendo, viendo series y alguna película. Hoy terminé de ver “Damas de la noche” y es una buena serie recomendable, para adultos. Mañana concluiré uno de los libros que estoy leyendo y restando lecturas de mi lista.
Día 4 ha sido un sábado como otros, limpieza, belleza, series, lecturas 📖. Un poco de paranoia a ratos después de ver noticias y más noticias. Consideraré el domingo ver poco, quién sabe tal vez lo logre.
¿Cuánto aguantan los perros la compañía humana cuando están acostumbrados a que me vaya varias horas al día?, mmmm creo que los míos me disfrutan mucho, no paseos pero si juegos.
DÍA 3
Sospecho que la princesa le empieza a agarrar sabor a la noche y cada día se levanta más tarde, hasta el Max y la Peque se quedan felizmente dormidos.
Café mañanero, por supuesto, desayuno, buena música: Big Bands, Sinatra y otras alegrías y bailes de otros tiempos más y menos aciagos.
"Mujeres" amanece con el tema: "decisiones", más de la mitad del libro, si sigo así, creo que terminaré los 200 libros que dije que iba a leer en la cuarentena.
Ruidos extraños, patitas volando...
Ah, los vecinos, esos seres lindos aunque a veces infames: Música grupera desde las 7:30 de la mañana a volumen poco considerable para mis sensibilidades musicales, yo que creí que íbamos a cantar una linda opera o ya de perdida el Himno Nacional. Estoy considerando pedir un altavoz a Amazon para ponerlo afuera con una buen jazz o con Nina Simone, tal vez Sinatra. Todavía no lo descarto.
Home Office bien organizado, productivo y cerrado en tiempo y forma.
Comida (por si Any pregunta) atún con verdura y arroz, yummm.
Día tres menos sentimiento de paranoia.
DÍA 2
La princesa despierta a las 5. Café, desayuno, segundo tema del libro “Mujeres”: moda. Ah, si, los libros feministas también hablan de moda (ya compartiré reseña).
Home office: la casa es un santuario que no debe convertirse al mundo obsoleto, pero no queda de otra. Organización del tiempo para no profanar el santuario más de lo necesario.
Hoy no llovió pero hizo frío.
Cuatro o cinco tazas de café y el mundo se ve menos encerrado, logro tolerar un poco la profanación del hogar.
Por la tarde continúo con la serie “Damas de la noche”, se pone entretenida, tan entretenida como tres episodios de un jalón. Luego, por puro remordimiento, limpieza, sólo un poco para que siga habiendo los próximos días que hacer, claro el Max y la Peque ayudan a que no se quede limpio.
Un médico me dijo hoy que la cosa se pondrá muy fea en menos de una semana. Pues que venga, que pase, entran momentos de paranoia, pero serena.
Largo capítulo de “La era de la revolución “, avanzando.
