Lunes, amanece más temprano cada día, pero aún así el mundo se ve más oscuro, cada día hay malas noticias. Aunque también hay un maravilloso canto mañanero en todos mis árboles: la alegría de esas aves hermosas que despiertas justo cuando el día empieza, no importa la hora, ellas sienten la luz, sienten ese astro que aunque todavía no se ve, ya anuncia su llegada iluminando el cielo.
Hay abejas, hay unas pequeñas naranjitas adornando mi árbol de naranjo. Mis plantas están verdes, de un verde intenso que solo se ve a mitad del verano cuando hay mucha lluvia, pero ha sido un lluvioso invierno, frío como pocos en este rincón del mundo, no tanto como en otros rincones.
Todo ello aderezado con un excelente café, un buen libro (sigo con “La era de la revolución”) y un no menos exquisito desayuno para luego puntualmente iniciar el home office. Avances significativos y cierre normal, nada de excesos.
Invertir el resto del día en diferentes actividades ayuda a no sentir la ansiedad que da el saber que hay que estar encerrada. Podar un poco mi gran árbol (le molesta a mi vecino 😔) y concluir el iluminado día con otro concierto de pájaros, por cierto hoy vi un par de pericos, ya nos visitan en este alejado punto de la ciudad y todo ello aderezado con un par de pájaros carpinteros que se alimentas de los techos de las casas, algún material que no se como se llame pero debe ser delicioso para ellos, porque todas las casas del fraccionamiento tienen uno o más agujeros en un punto muy específico. Simpáticas criaturas.
Más lectura e inicio de la serie C.J. Walker, muy buena hasta donde voy. Así que se sobrevive un día a la vez. Seamos felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario