Cuenta la leyenda que una vez en este mismo piso vivió una bruja, sí de esas que vuelan y tienen una verruga en la cara, sí de esas de los cuentos, de los sueños, de las pesadillas, de las fantasías de niños y adultos.
Era una mujer que se levantaba todos los días a las 5 de la mañana, preparaba camas, desayunos, lonches, niños, marido y a sí misma, luego caminaba todos los días un kilometro para tomar el autobús que la llevaría a dejar a sus hijos, uno a la guardería, otro al jardín de niños, luego caminaba un poco más para tomar otro autobús, para ir al otro trabajo, por el que sí le pagan, una miseria, pero sí, le pagan.
Rutinas como esa se viven todos los días en todas partes, en todos los rincones del mundo, esas son las brujas modernas, aunque ahora les llaman locas, paranoicas, putas, zorras, no cabe duda, se han esmerado en los apodos.
Son las mismas mujeres de los tiempos de la inquisición, quizá con más carga, no lo se, no se puede comparar, los tiempos cambian, los humanos no.
Frases cortas, puntuales, lapidarias. Sin duda, esta entrada es para reflexionar. Es honda y lastima verse así, desnuda frente a un espejo literario, con los moretones de la rutina.
ResponderEliminarGracias. Es terrible, estaba viendo un anuncio en la tele, y me imaginé a esas pobres mujeres que el gobierno usa como ejemplo de fortaleza y no se que tantas cosas más y empecé a escribir este pequeño relato.
ResponderEliminar