Es posible imaginarla ahí sentada, todos los días esperando a su amado, con el alma pendiendo de un hilo, por si acaso él ya no llega, por si acaso se pierde en la bruma de los recuerdos, ella con su falda corta y sus sueños al alba, con su cabellera sedosa y lacia, hermosa a pesar de su barba.
Esperaba por él, porque él la hacía sentir mujer por primera vez en su vida, nunca fue al contrario a pesar de las burlas infantiles y el desprecio que sentía por parte de sus padres, aunque nunca lo dijeron, su risa siempre fue floja hasta que lo conoció a él, él que con sus propios defectos la amó sin preguntar, sin explicar nada, él con su cara casi desaparecida por el fuego y su vida quemada por el desprecio.
Ella, nació así, con su barba siempre ahí, sin perderse. Él un accidente ocasionado por otros. Se encontraron en el momento preciso, cuando más necesitaban. Se ven todas las noches, así bajo la luz roja que esconde un poco y aviva las pasiones. Así sin más se aman hasta que el día amenaza con llegar.
Nota: la imagen es de http://www.lashistorias.com.mx
He venido a visitar tus letras.
ResponderEliminar¡Una sorprendente historia!
Saludiños, Laura...
Gracias Susi, feliz de tenerte por aquí, bienvenida :)
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