Hoy, como en algunos grandes momentos de la vida existe un punto de encuentro en la saciedad de los sentidos, en la saciedad del alma.
Hoy en cada rincón del ser se ha posado una caricia, un beso, que es la caricia más sutil, más expresiva, porque no sólo toca, humedece y perfora, roza y deja los sentidos alterados.
En cada rincón que besas dejas impregnada tu aroma, tu aliento, tu vida. Con el beso te puedo usar para sentir, pero no puedo usar a cualquiera, tienes que ser tú, porque sólo tú sabes cómo hacerme sentir a mí.
No hay una receta para los besos, no existe un manual de uso y desuso, hay besos que te dan asco y no sabes por qué, quizá sólo sea que la persona no te gusta.
Pero cuando gusta, cuando me gustas, no hace falta que digas nada, absolutamente nada, sólo desliza tus labios sobre mis labios, sobre mi cuello, detrás de mis orejas, sólo desliza tus labios por cada rincón que ya sabes, que te gusta, que me gusta.
Tus besos son las caricias más sutiles porque proporcionan el placer más sutil, donde lo sutil es el detalle, lo que no se expresa, simplemente se siente.
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