Era entonces cuando las sensaciones se dibujaban en cada encuentro, era entonces cuando caminaban entre nubes de sueños y arcoíris de ilusiones. Se conocieron en un momento de gloria y altivez cuando la vida, su vida, era joven aun y podían tener sueños e ilusiones.
Eran momentos de gloria y los hombres caminaban erguidos en sus uniformes color plata y azul, entregaban sus vidas por su patria, por su honor y por su orgullo. En su patria estaban la religión, el general y el comandante supremo, su tierra, sus símbolos de lucha y sus colores.
Su honor y su orgullo estaban colmados de valentía, jamás, nunca jamás debía ser tocada, también en su orgullo estaba su mujer o mujeres, tampoco tocadas y ni siquiera mencionadas por error.
Ellas, las mujeres eran de un caminar suave con la delicadeza que aprendían de otras mujeres que ya llevaban las condiciones de vida en sus andares, en sus templanzas arraigadas desde el nacimiento. Dueñas de su mundo y del de sus hombres, aunque pocas veces sabían eso, pocas lograron entenderlo y vivirlo.
Ellos se conocieron en la flor de su juventud, caminaron juntos en la vida que les tocó. El en su andar glorioso y ella en el suyo, gracioso sin más, caminando y corriendo a través de la vida, a través de los sueños y las ilusiones que conforman eso que llaman vivir y que no es otra cosa que amar, llorar, perder, ganar, sentir, jugar, sufrir, vibrar.
Ahora, quedan los despojos de aquel andar, así es la vida, un día pasa todo y al otro ya pasó.
y al otro vuelve a pasar, porque es un ciclo, la vida. Buen relato!
ResponderEliminarHola Mila, gracias, ya te extrañaba ;)
ResponderEliminar